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La pobreza no entiende de lugares o personas, solo entiende de situaciones. Los países en peor situación de pobreza son los que han sido explotados, maltratados y abandonados por parte de los países ricos durante siglos. Esta es la situación que los ha llevado a cotas de extrema pobreza que afectan a la mayor parte de su población y que se agravan con el paso del tiempo. También es la situación que les ha colocado entre la espada y la pared, que les ha dejado en el olvido y que más les cuesta superar. Del mismo modo, el cuarto mundo surge por situaciones concretas. La principal es un mundo dirigido por el capitalismo, un sistema que divide entre ricos y pobres y en el que la dignidad de las personas pasa a un segundo plano.
La pobreza no solo es una privación o insuficiencia material. También es una carencia espiritual. Provoca una pérdida de la autoestima y una sensación de aislamiento. Crea en la persona una percepción de abandono que le frena en la lucha por salir adelante e integrarse en una sociedad guiada por la codicia, la envidia o la manipulación.
Se tiende a pensar, sobre todo desde los países con menor capacidad económica, que la pobreza no alcanza a los países ricos y que todos sus ciudadanos gozan de un nivel de vida adecuado a las circunstancias en que se desenvuelven. La realidad es distinta y los datos muestran la enorme cantidad de personas en situación de extrema necesidad. Según Médicos del Mundo, en Europa residen más de 40 millones de personas pobres. Lo mismo ocurre en Estados Unidos, una de las mayores economías del mundo, donde el porcentaje es más elevado aún.
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